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¿Por qué quieres todo en orden siempre?

Updated: Mar 1, 2024




Desde hace un tiempo me levantaba en la mañana con la agenda mental llena. Todo en mi mente estaba en orden. “Me levanto hago café, leo, oro, hago desayuno, echo a lavar la ropa, limpio la cocina, preparo almuerzo, almorzamos, hecho la ropa a secar, estudiamos, trabajo de oficina, guardo la ropa, hago ejercicios, bañarse, compartir, trabajar en los proyectos/ministerios y dormir.”


Entonces pasaban los días y me he encontraba en cada uno de ellos luchando por lograr la meta del orden. Debo decir que es agotador, no por el hecho de practicarlo, si no el ir con todo lo que tienes y a las 10:00 am sufrir la decepción de saber que no se acercará ni un poco a lo que tenias en mente. Por cosas tan sencillas como: una llamada, te levantaste un poco más tarde, la carne tardó en descongelarse, hay una cita, estás o hay alguien enfermo, hay una actividad especial entre tantas otras. En ese momento existe una batalla que se da adentro, que es difícil de explicar, como una sensación de que tu pecho se comprime, tu mente está enviando mensajes constantes sobre como puedes reajustarse y salir victorioso. Más al mismo tiempo continúas haciendo cosas tratando de ganarle al día y poder tachar de tu lista cerebral todos esos “tasks.”


Por mucho tiempo fueron los no logrados los que estaban en mi lista y eso provocaba desánimo de tal manera, que entonces mi mente navegaba al otro extremo y llegaba a la pereza. Me costaba moverme, me costaba pensar y me molestaba tener cosas que hacer.

Dios en su gracia me llevaba por la mano y yo volvía a intentarlo.


Como detalle: por alguna razón he encontrado que cuando lo vuelvo a intentar mi primer paso es “poner en orden la casa.”


Recuerdo en uno de esos días de volver a intentar, estaba organizando con mis hijos sus cuartos. “Día de devolver cada cosa a su lugar.” Ellos disfrutan que las cosas estén en su lugar, mas saben que ese día implica que mamá estará pendiente a que cada detalle esté en el lugar que le corresponde. Ese día llevábamos rato recogiendo) y ellos estaban cansados y agobiados por todo lo que les faltaba. Intentaban sin mucho logro tener oportunidad de descansar o aplazar el recogido total. En un momento de frustración y coraje para ambos mi hijo me dice: “¿Mami, pero porque tú quieres todo siempre en orden?” Sin pensarlo mucho le contesté: “Porque Dios hizo el mundo el orden.” Realmente no recuerdo del todo como terminamos la conversación, ni porqué fue esa mi contestación. Mas luego de eso, esa conversación quedó grabada en mi mente. En mi momento de reflexión pensé: “Yo nunca había pensado en porque quiero todo en orden siempre.” Regresa nuevamente la contestación que le di a mi hijo… Dios hizo el mundo en orden. Me pregunté: ¿Por qué fue esa mi contestación, que hay en realidad en esa frase, además de darle una contestación a mi hijo?


Siendo honesta conmigo misma descubrí que en el orden yo encontraba tranquilidad, porque todo se veía bien, así que mi vida podía continuar. Por otro lado, el orden en el cuarto de mis hijos habla de su buen comportamiento y responsabilidad… eso es algo que también habla de como se ven las cosas ante mis hijos y la de los demás.


Mas Dios nos llama al orden no por cómo se ven las cosas.


Existe en nuestro interior una necesidad de “orden” porque nuestra alma clama constantemente y sin que nos demos cuenta muchas veces por su estado original. Una vida plena y perfecta al lado de nuestro Creador. Entiendo ahora el porqué de mi contestación, Dios hizo todo en orden. Más nuestra interpretación del orden la definimos por cómo se ve todo a nuestro alrededor y es por eso que nuestra lista de “tasks” mentales es constantemente fallida.

Esa búsqueda o necesidad constante de “orden” habla mucho más de nuestro interior que de nuestro exterior… no quiero decir que el orden exterior es innecesario, todo lo contrario.


El orden exterior debe ser el resultado sin afán ni molestia de nuestro orden interior: deleite en Dios, conocimiento de su Palabra, Su sanidad a nuestra alma y mente, el perdón de nuestros pecados, la práctica del perdón con los que no rodean en cada área de nuestra vida, la reflexión de cada detalle a través de lo que Dios quiere verdaderamente para nosotros.


Se pudiera resumir en algo así como: hacer menos cosas terrenales y existir más en su presencia.


Sí, Dios hizo todo en orden y nos invita constantemente al orden, no para afanarnos o para que todo se vea aparentemente en ordenado. Si no para encontrarle a Él, encontrarnos con Él y ser constantemente transformados cada vez más a nuestro estado original. Porque sí, llegará ese día donde todo estará en donde debe estar… llegará ese día donde lo experimentaremos y será para siempre… La eternidad.


“Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno.” 2 Corintios 4:18

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